Día 14 | 1.19.25 | —• Jon Adams •— Anchor Church, Salmo 82: 1-8

Mientras reflexionas sobre este pasaje de las Escrituras, dedica un momento para elevar tu oración siguiendo el modelo de ACAS.
Adoración: ¿Qué en este pasaje te inspira a rendir honra?
Confesión: ¿Qué en este fragmento te invita a reconocer tu falta?
Acción de gracias: ¿Qué aspecto de este pasaje te invita a expresar gratitud?
Súplica: ¿Qué en este pasaje te invita a buscar la ayuda de Dios?

21 días de oración 🙏🏻 Un recorrido por los salmos.

1 Dios se encuentra en la asamblea celestial; emite su juicio entre los dioses: 2 «¿Hasta cuándo seguirán juzgando de manera injusta y mostrando favoritismo hacia los malvados? (Selah) 3 Hagan justicia al necesitado y al huérfano; defiendan los derechos del oprimido y del desamparado. 4 Rescaten al pobre y al necesitado; líbrenlo del dominio de los malvados.» 5 No saben ni comprenden; 6 Yo proclamé: «Ustedes son dioses, todos son hijos del Altísimo. 7 No obstante, morirán como hombres y caerán como cualquier otro gobernante». 8 ¡Levántate, Dios, y juzga la tierra, porque todas las naciones son tuyas!

¿Alguna vez has experimentado la pérdida de algo que sentías que te pertenecía? Todos hemos atravesado por esa sensación en algún momento de nuestras vidas. Son instantes en los que creemos merecer algo, pero se nos escapa de las manos, nos quitan la vida que imaginábamos o simplemente no alcanzamos nuestras propias expectativas. En esos momentos, surge en nosotros un profundo deseo de justicia; es un anhelo que Dios ha sembrado en nuestro ser. Esta emoción es noble y justa, un regalo divino que nos recuerda que estamos creados a imagen de un Dios que encarna la verdadera equidad.

En el Salmo 82, encontramos una poderosa oración comunitaria del pueblo de Dios, clamando por la justicia divina para aquellos que han causado dolor y sufrimiento a los israelitas. A lo largo de su historia, se han tejido innumerables relatos de pérdidas desgarradoras, algunas por decisiones propias y otras como consecuencia de vivir en un mundo caído. En este Salmo, Asaf nos recuerda que Dios ejerce un juicio absoluto y tangible sobre los “dioses” de su tiempo; es decir, sobre las autoridades y poderes que rigen. La opresión ha sido una constante en su época, al igual que en la nuestra, y aquí radica la buena noticia: Dios ha trazado un hermoso plan de redención y un diseño perfecto de justicia para aquellos que sufren opresión.

Sin embargo, existe un desafío. Muchos de nosotros hemos sido testigos de injusticias en nuestra vida y parece que han quedado sin respuesta. Puede que hayamos sentido que Dios nos ha olvidado o que simplemente ha desviado su mirada. La súplica de los versículos 3 y 4 parece resonar en un vacío cuando se afirma que Dios liberará a los débiles y necesitados de la opresión de los malvados. No obstante, esta es la verdad: a veces, la justicia divina se manifiesta de manera distinta a la nuestra y, en ocasiones, el tiempo de su llegada no coincide con nuestras expectativas.

Romanos 12:19 nos ofrece una promesa resplandeciente: al final, Dios manifestará Su justicia, y cada acto de maldad será retribuido por la ira divina o perdonado por la poderosa sangre de Cristo, a través de la gracia de Dios. La justicia o la gracia será el desenlace de todas las injusticias cometidas en esta tierra. Como pueblo de Dios, podemos hallar descanso en la certeza de que no necesitamos buscar venganza. Solo debemos confiar en el Juez Bueno y Fiel que carga esas ofensas, ya sea sobre la cruz de Cristo o las juzga para la condenación a través de Su ira. No mporta lo que suceda. la justicia de Dios prevalecerá.

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