Día 18 | 1.23.25 | —• Arthur Goncalves •— Restoration Church, Salmo 92:1-8

Mientras reflexionas sobre este pasaje de las Escrituras, dedica un momento para elevar tu oración siguiendo el modelo de ACAS.
Adoración: ¿Qué en este pasaje te inspira a rendir honra?
Confesión: ¿Qué en este fragmento te invita a reconocer tu falta?
Acción de gracias: ¿Qué aspecto de este pasaje te invita a expresar gratitud?
Súplica: ¿Qué en este pasaje te invita a buscar la ayuda de Dios?

21 días de oración 🙏🏻 Un recorrido por los salmos.

1 Es un regalo bueno dar gracias al Señor, entonar salmos a tu nombre, oh Altísimo, 2 proclamar cada mañana tu misericordia, y tu fidelidad cada noche, 3 con arpa de diez cuerdas y al sonde la lira. 4 Porque Tú oh Señor, me has alegrado con tus obras;Cantaré de júbilo por las maravillas de tus manos. 5 ¡Cuán asombrosas son tus obras, Señor, cuán profundos tus pensamientos! 6 El necio no comprende, el necio no entiende esto: 7 Aunque los malvados broten como la hierba, y todos los que hacen iniquidad florezcan, serán destruidos para siempre. 8 Pero tú, Señor, eres exaltado por la eternidad.

El Salmo 92 es un canto que nos invita a reorientar nuestra adoración. ¿Por qué adoras a Dios? ¿Es porque tus padres te lo enseñaron? ¿O porque tu pastor de la infancia te lo sugirió? Podemos glorificar a Dios por diversas razones, pero solo hay una razón que realmente importa. Esa razón se revela en el primer versículo de este salmo: “Bueno es dar gracias al Señor, cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo” (Salmo 92:1). No solo es correcto adorar a Dios, sino que el salmista nos recuerda: “¡Es un regalo bueno!”. Fuimos creados con el propósito de adorar a Dios. La esencia misma de nuestra existencia es exaltar el nombre del Señor. Cuando dirigimos nuestras vidas y afectos hacia Cristo, pronto descubrimos que nuestras almas se llenan de gratitud.

Así como el remedio perfecto restaura nuestra salud en tiempos de enfermedad, rendir homenaje al único Dios verdadero a través de la persona y la obra de Cristo nos revitaliza por completo. Cuando nuestros corazones están alineados con el Señor, la gratitud y la alabanza al Altísimo brotan de nosotros como una poderosa cascada (v. 1). La auténtica adoración a Cristo nos revela la bondad de Dios, la fidelidad de Dios y el amor inquebrantable del Señor (v. 2). Nos convertimos en seres verdaderamente vivos y despiertos al pie de la cruz.

Al sumergirnos en los versículos 2 al 5, nos encontramos ante un alma completamente despierta, ¿no es cierto? Por la mañana, Él proclama el amor inagotable del Señor; por la noche, manifiesta la fidelidad de Dios (v. 2). Reunimos todos los instrumentos que podemos hallar para crear música para Aquel que ha tejido una sinfonía en nuestro interior gracias a Su bondad, amor y fidelidad hacia nosotros. Su bondad se transforma en nuestro laúd, Su amor inagotable se convierte en nuestra arpa, y Su fidelidad es la melodía sobre la cual tocamos la lira.

Todos aquellos que no se acojan a la gracia de Dios por medio del sacrificio de Cristo, les espera un horrible final como el de aquellos malvados mencionados en los versículos 6-8. Pero, mira a Jesús, el Salvador que entregó su vida para traerte a la existencia: una existencia colmada de auténtico gozo, alabanza y un corazón desbordante de gratitud. Cuando pones tu confianza en Jesús, Él transformará la "estación" de tu corazón, cambiando tus obras por las suyas (v. 5), ¡convirtiendo tu vida en un himno eterno de alabanza a Cristo!

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